Me encanta viajar, lo reconozco. Me encanta conocer sitios nuevos, es verdad que no he visto tanto como me gustaría, pero los lugares que conozco, los conozco bien.
Adoro esa sensación de libertad que siento al bajarme del avión, del coche,del autobús…el olor que desprende cada ciudad, por que ¡sí! Cada ciudad,cada país desprende un olor diferente…
Cuando llego a un lugar, no juzgo,no llego con una idea preconcebida, sólo disfruto, salgo,miro,observo, respiro y saboreo cada rincón; luego lo guardo en mi memoria a buen racaudo.
Viajar para la mayoría es un placer para mi es también una necesidad, necesidad de moverme, de no sentirme «atrapada» en mi día a día, de soñar, de despertar, de aprender, de saborear, de experimentar…
Viajar en grupo es un acierto, y un seguro, sabes que quien te acompañe, te hará reír, te hará compañía y seamos sinceros a la mayoría nos gusta ir con alguien.
Pero viajar solos…eso, ya son palabras mayores.
Desde aquí os invito a todos, a que al menos una vez en vuestra vida viajeis solos, no hay nada comparado a eso, solos vosotros y el mundo.
Conocer nuevos lugares a la vez que te conoces a ti mismo….de verdad no hay nada que se le compare y las sensaciones son indescriptibles así como la experiencia de a ver sido tan valiente cómo para hacer las maletas y dejarse llevar, por el momento, el lugar y la vida.
«Y volver a sentir ese vuelco en el estómago de llegar a una ciudad por primera vez»